El presidente de Ecuador, Rafael Correa, afirmó este lunes que las instituciones interamericanas deben “revolucionarse o desaparecer”, adaptarse a los cambios que vive el continente, al reclamar la reforma del sistema interamericano de derechos humanos.
En una intervención ante la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) que se realiza en la localidad cochabambina de Tiquipaya, el mandatario ecuatoriano afirmó también que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) está “dominada” por “países hegemónicos” y sometida a la “influencia desproporcionada e ilegítima” de organizaciones no gubernamentales de derecha.
Correa, quien habló en presencia del presidente Evo Morales, con quien se reunió previamente en un encuentro privado, acusó a la CIDH de defender los “intereses del gran capital” que “están detrás de los medios de comunicación”.
Ecuador, cuyo gobierno ha sido criticado por la CIDH por sus ataques a la prensa, es uno de los países que impulsa la reforma del sistema interamericano de derechos humanos, en especial de la Relatoría de Libertad de Expresión, con el apoyo de Venezuela, Bolivia y Nicaragua.
Tras señalar que “los que más hablan de derechos humanos son los que más los han conculcado”, el mandatario ecuatoriano rechazó la “doble moral” de algunos países miembros que no han suscrito la Convención Interamericana de Derechos Humanos, pero que financian e influyen en el trabajo de la CIDH, en alusión a Estados Unidos.
”Hoy, con los procesos revolucionarios que está viendo América Latina, todo esto está cambiando”, dijo. “Estamos transformando nuestra democracia de plastilina en democracia real”, subrayó. “No es una época de cambio, sino un cambio de época”, precisó.
Según Correa, los funcionarios de la CIDH se han “extralimitado” en sus funciones, influenciados por “países hegemónicos” y el “radicalismo y fundamentalismo” de las organizaciones no gubernamentales.
Reconoció que la Comisión cumplió a lo largo de su historia un “papel de inmenso valor” en contra de los “gobiernos despóticos y las dictaduras”, pero que ahora trata a los gobiernos democráticos “peor que a las dictaduras” y a “los países que apuntalaron a las dictaduras”.
Asimismo, recordó que la CIDH no se pronunció sobre el colonialismo vigente en el continente, como el caso de las Islas Malvinas, ni sobre otras “violaciones” a los derechos humanos, como el embargo estadounidense a Cuba, o el golpe militar contra el presidente hondureño Manuel Zelaya o el golpe contra Hugo Chávez en Venezuela.
Criticó que la sede de la CIDH esté en la capital de Estados Unidos, país que no es signatario de la Convención de Derechos Humanos, y que se además sea el principal financiador de la comisión. “La sede debería estar en un país que es parte de la convención”, dijo.
Agregó que la CIDH tiene ocho relatorías, pero que la única que tiene presupuesto e informe propios es la de Libertad de Expresión, de la que dijo que “defiende los negocios de los medios que apoyaron a dictaduras”.
Los promotores de la reforma pretenden controlar el financiamiento de la CIDH y unificar los informes de las ocho relatorías en uno sola, aspectos a los que se soponen otros países miembros y organizaciones de la sociedad civil.
Correa dijo que el “oenegecismo” es un “serio riesgo” para las democracias, porque las organizaciones no gubernamentales están financiadas por la derecha y “juegan un rol político”.
“Estados soberanos somos llevados al banquillo de los acusados por ONGs sin ninguna representación”, señaló al tiempo de señalar que la CIDH “actúa como una ONG, no como entidad jurídica”.
Tras señalar que “la prensa miente y manipula amparándose en la libertad de expresión”, dijo que la “única dictadura es la de los medios de comunicación que defienden sus negocios.
Fuente: Anf
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