El presidente Evo Morales entregó el jueves, en el marco de la celebración del 203 aniversario del primer grito libertario de América, 13 puentes en la población de Monteagudo que integrarán el Chaco chuquisaqueño.
El Jefe de Estado que se trasladó a esa región para participar en los actos de celebración, acompañó en esa inauguración al gobernador Esteban Urquizo.
El Primer Mandatario recordó que el Chaco cruceño, chuquisaqueño y tarijeño, donde se encuentran las mayores reservas de gas natural y petróleo, no fue atendido.
En esa dirección, recordó que el departamento sureño de Chuquisaca recibió en 2005, alrededor de 16 millones de dólares, monto que se cuadriplicó en 2011 con un ingreso para ese departamento de 75 millones de dólares, gracias a la nacionalización.
EVO EN LA ESCUELA Desde la ciudad de Monteagudo, el presidente Morales reveló que en su etapa de formación escolar no pasó el séptimo curso y que sus padres llevaron un cordero al colegio para que le permitan pasar a octavo.
Morales, que nació en la comunidad orureña de Isallavi, contó que tuvo dificultades para cursar el sexto de primaria y por ello su padre lo obligó a dedicarse a pastear llamas. Dijo que eran tiempos difíciles para conseguir recursos.
“Me acuerdo cuando estaba en sexto pasé ese curso con reforzamiento. Me volví bolero, jugaba con bolitas, pelotero y no estudié. En el año 1970 y al final del año mi padre ha visto mi libreta y dijo: ´Este chico no sirve para estudiar´, me sacó de la escuela y casualmente ese año había sequía, no había comida en las áreas rurales, y mi padre me mandó a trabajar a la llama”, dijo.
Al finalizar aquella gestión, la de 1970, el padre del ahora Presidente decidió que su hijo retorne a la escuela. “Me he opuesto: ‘mis compañeros iban a estar en octavo y yo en séptimo no’. Me he resistido, he llorado no voy a ir a la escuela, no sirvo para estudiar, yo solo sirvo para la llama”, relató.
“Una mañana, veo a mi padre cargado un cordero en la espalda discretamente y se va a Orinoca. En la tarde vuelve y me dice: ‘Evito, igual vas a estar con tus compañeros´. Me había inscrito a octavo sin hacer séptimo y ha costado un cordero para hacer un curso”, añadió.
Morales relató que cuando se dedicó a pastear llamas tuvo que recorrer largas distancias. La mayor lección de esa experiencia fue valorar la escuela. En ese sentido recordó que terminó el octavo curso como el abanderado de la unidad educativa. “¿Qué pienso? sexto pasando apenas, séptimo no hice, octavo mejor alumno. Creo que es tan importante el tema del sufrimiento a todo caminando detrás de la llama, seguramente entró en mi mente que para no seguir detrás de la llama hay que estudiar, me imagino así”.
Fuente: Opinión
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