Fernando Arze: La película “Los de abajo” es muy importante para mi carrera

El director y actor boliviano Fernando Arze Echalar continúa cosechando lauros en el contexto internacional por la personificación de Goyo en el filme “Los de abajo”, del cineasta nacional Alejandro Quiroga.

Arze conquistó el título de Mejor Actor Americano en los Septimius Awards, una prestigiosa ceremonia de premiación, con un fuerte énfasis en descubrir y alentar nuevos talentos independientes, apoyar películas visionarias y reunir todos los elementos de la realización cinematográfica y la narración, que incluye ficción, no ficción, animación, series de televisión y guiones.

El destacado actor paceño ganó en abril su primer premio en el Festival Internacional de Cine en Moscú, también en la categoría de Mejor Actor.

¿Le sorprende recibir un nuevo galardón?

Siempre que recibes un galardón es una sorpresa. El Septimuis Awards, específicamente, es una sorpresa aún más grande, por la concurrencia que existió y por la manera que lograron entrar en contacto conmigo. Recibí un email, que se fue a “spam”, y si no lo hubiera revisado, cosa que uno casi nunca hace, la historia hubiera sido otra.

¿Este premio tiene mayor trascendencia que el anterior?

Es muy subjetivo decir cómo un premio afectará tu carrera. Yo lo que espero es que este haga que la gente vea más cine boliviano, y que “Los de abajo” se pueda vender a un distribuidor fuerte.

¿Cómo cataloga a los actores que lidiaron por el premio en su categoría?

Todos tienen galardones en áreas como TV o cine. Algunos se especializan más en una forma del audiovisual que la otra. Así que ser parte de esta lista es un honor. Destaco a Jim Caviezel que ha hecho trabajos brillantes en el cine. También a Carlos Antonio León, actor venezolano, que hizo un trabajo brutal en la película “Maniac Miki”.

¿”Los de abajo” se constituye en uno de los mejores filmes de su carrera?

Sin duda. “Los de abajo” es una película importante para mi carrera, pero más que nada la traigo muy presente en el corazón por todo lo que pasamos junto con Ale Quiroga, el director, para construir el personaje de Goyo.

¿Qué posibilidad existe de replicar el éxito de “Los de abajo” con la película Vaguito?

Es una pregunta sin respuesta. Cada proyecto tiene su trayectoria, su tiempo de vida. “Vaguito, te esperaré en la orilla”, además, es una película familiar, comercial, tiene otro público en mente y, desde su concepción, el director Alex Hidalgo tiene otros planes trazados para su camino. Cuando se estrene, en abril, veremos cómo le va. El cine es un enigma.

A propósito, ¿qué balance hace de su protagonismo en ese filme?

Fue un trabajo muy divertido. Hice de un villano clásico. El malo de la peli y me divertí mucho haciéndolo. Trabajar con Alex fue muy fácil, y espero que se repita pronto. Además, tener la oportunidad de trabajar con actores peruanos fue un gran regalo.

¿Ahora qué viene?

Estoy preparando un nuevo cortometraje que iré a dirigir a inicios de fin de año. Pretendo dar unos talleres en noviembre, por toda Bolivia, y estamos moviendo la obra de teatro que dirigí, llamada El Coro, que tiene a cinco actrices maravillosas en el elenco. Estamos preparando un documental y creo que será un trabajo muy intenso.

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“Sonido de libertad”, filme espiritual que retrata la trata y tráfico de niños

Fuimos con mis padres a ver Sonido de libertad (Sound of freedom) y salimos de la sala del cine conmovidos e impresionados, tanto por el tema de fondo que trata el filme como por la calidad formal de la película. Normalmente, cuando uno escucha alguna recomendación sobre una película cristiana o hecha por un cineasta católico convertido, espera (teme) ver una obra cursi o afectada; es decir, una obra desprovista de naturalidad, sencillez, profundidad conceptual y calidad estética. Obras cinematográficas de este tipo abundan, y por lo menos a mí me resultan pesadas, pues son igual que el sermón de un predicador cristiano que abunda en lugares comunes, infantilismos y frases ya conocidas hasta el cansancio por todos. Felizmente, creo que esta película no es esto. Durante todo lo que dura, el nombre de Dios es pronunciado no más de dos veces (y sólo de manera tangencial) y la trama se desarrolla ajena a cualquier ámbito religioso o espiritual.

   

Lo que me pareció fascinante es que, como todo buen arte, creo que Sonido de libertad está de alguna manera más allá del bien y del mal, en el sentido de que no se empecina en dejar una moraleja a la manera de Esopo o un sermoneador moralista que habla desde un púlpito. Las escenas no muestran exagerados escrúpulos religiosos, como sí muestran en cambio otras películas cristianas (y no cristianas también). Es indudable que la intención final del filme es difundir la lucha contra la trata y tráfico de niños, pero lo que quiero decir es que no para mientes en mostrar imágenes fuertes, desgarradoras y cargadas de un dramatismo que quizás no estarían en una convencional película mojigata cristiana. Su mérito está en que, como toda buena obra de arte, su mensaje debe ser colegido por quien la ve. (Se me viene a la mente Los miserables de Victor Hugo, novela que tiene intenciones moralizantes y éticas muy claras, pero que no por eso deja de ser una obra de arte mayor. Su mensaje debe ser concluido por quien la lee.)

 

 Luego de ver Sonido de libertad, busqué en YouTube una entrevista a Eduardo Verástegui (su productor), y encontré una en la que contó varios aspectos del proceso de producción y rodaje. En principio, se refirió a la cantidad de años que demoró hacer la película. Todo comenzó en 2015 y concluyó en 2023, cuando se lanzó finalmente en las salas de cine. En todo ese tiempo, se presentaron varios contratiempos, desde el rechazo de Disney (que dijo que esa película no respondía a los parámetros de sus producciones), pasando por la escasez de un presupuesto que asegurara toda la producción, hasta la pandemia del coronavirus que azotó al mundo. Cuenta Verástegui que muchos actores rechazaron la propuesta de encarnar a Tim Ballard, el activista que se infiltra en redes de trata y tráfico de niños y finalmente rescata a dos hermanos de las manos de una red de traficantes. Finalmente, quien aceptó la propuesta sin pensarlo mucho, respondiendo con un rápido pulgar arriba en la mensajería de WhatsApp, fue Jim Caviezel, quien interpretara el papel de Jesucristo en la película La pasión de Cristo de 2004.

   La actuación de Caviezel es notable; su semblante, sus movimientos, son los de quien siente realmente la personalidad del personaje que encarna. Otra interpretación sobresaliente es la de la niña que es secuestrada por una red de tratantes: sus expresiones, sus lágrimas, su miedo, resultan naturales y desgarradores. Hay, por otro lado, actuaciones que, para mí, no fueron muy logradas, como la del niño que es hermano de aquella niña. Sus parlamentos tienden a ser forzados, al igual que sus expresiones faciales.

 
 

   El filme ha sido objeto de duras críticas y polémicas protagonizadas sobre todo por grupos ateos y progres, los cuales, al igual que los ultraderechistas, viven en un mundo de noticias falsas, suspicacias y teorías conspirativas. Estos grupos buscaron la paja en el ojo ajeno, buscaron con lupa el menor error, y dijeron, por ejemplo, que la realidad de la trata de niños no se asemeja a la que narra la historia de Sonido de libertad… Pero no se dieron cuenta o no saben que una representación artística es solo una alegoría de un problema complejo y que por motivos de espacio y tiempo no puede retratar con todo detalle los complejos problemas humanos, con todas sus aristas. Sin embargo, toda esta reacción era de esperar, toda vez que el arte que va contracorriente y lo políticamente estandarizado siempre genera incomodidad. Lo lamentable no es eso. Sí lo es, en cambio, que la película se haya politizado desde su mismo lanzamiento y haya sido apropiada por iglesias o sectas religiosas, tal vez con la aquiescencia de su mismo productor, Verástegui (Donald Trump ofreció proyectarla en su club de golf), y digo lamentable porque creo que el buen arte debería volar siempre solo, sin la aceptación por parte de sus creadores de que ningún partido político o religión alguna tenga parte en su promoción. El arte es sólo cuando es independiente de todo padrinazgo político, o sencillamente no es. Cuando acepta la promoción de políticos o cultos religiosos, se desnaturaliza y vuelve una especie de plataforma proselitista, o por lo menos se hace sospechoso serla. Es por eso que en esta reseña yo solo quise comentar el producto artístico (que, reitero, me parece bueno) y nada más.

 

   Pero volvamos a hablar de las cosas positivas. A diferencia de una telenovela mexicana, en la que parecería que se enaltece la infidelidad, la lujuria o la venganza, o de una serie de capos en Netflix, en la que parecería que se glorifica el crimen organizado, la violencia y el dolo, Sonido de libertad deja la sensación de que todavía hay cosas buenas que se pueden hacer en el mundo y de que hay personas que efectivamente las hacen, y que no necesariamente pertenecen al Ejército de los Estados Unidos, ni son científicos de celebridad mundial, ni son magnates del mundo tecnológico, sino que pueden ser un puñado de personas que solo disponen de brazos, piernas, audacia y un buen corazón.

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Muere a los 82 años Michael Gambon, el Dumbledore de Harry Potter

El actor irlandés afincado en el Reino Unido Michael Gambon, conocido, entre otras cosas, por interpretar a Albus Dumbledore en la saga cinematográfica de Harry Potter, ha fallecido a los 82 años tras contraer neumonía, ha informado este jueves su familia.

“Estamos destrozados por anunciar la pérdida de Michael Gambon”, indica un comunicado emitido por su publicista, Clair Dobbs, en nombre de su esposa, Anne Miller, y su hijo Fergus.

 

“Amado esposo y padre, Michael murió pacíficamente en el hospital acompañado de su esposa Anne y su hijo Fergus, después de un brote de neumonía. Michael tenía 82 años”, dice la nota.

La familia pide que se respete su privacidad y agradece los mensajes de “amor y apoyo”.

Ganador de cuatro premios Baftas, Gambon es conocido por su extensa carrera de más de cinco décadas en televisión, cine, radio y teatro.

En los últimos años se hizo popular entre el público joven al interpretar al director de la escuela Hogwarts Albus Dumbledore, en seis de las ocho películas de Harry Potter, el personaje creado por la escritora británica JK Rowling.

Encarnó al gran mago, identificable por su larga barba, entre 2004 y 2011, tras sustituir al fallecido Richard Harris.

Gambon, que residía en las afueras de Londres, es conocido en el Reino Unido por interpretar al detective francés Jules Maigret en la serie “Maigret” del canal ITV y por protagonizar la serie de la cadena pública BBC “The Singing Detective” (El detective cantante).

Nacido el 29 de octubre de 1940 en Dublín, Gambon debutó sobre el escenario en una producción de “Otelo” en el Gates Theatre de la capital irlandesa, y, ya en Inglaterra, formó parte, con Laurence Olivier, del equipo fundacional del Teatro Nacional londinense.

Algunos de sus papeles cinematográficos fueron películas de época, como “The King’s Speech” (El discurso del rey) de 2010, “Gosford Park” de 2001 y “Victoria & Abdul” (La reina Victoria y Abdul) en 2017.

En 1998, Michael Gambon fue nombrado “caballero” por la reina Isabel II por su contribución al mundo del espectáculo, lo que le dio tratamiento de “Sir”.

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Séptimo arte. Arze suma otro galardón a su carrera

El director y cineasta paceño Fernando Arze Echalar cosechó su segundo galardón con el filme “Los de abajo” en los Septimius Arwards, que se celebraron en Ámsterdam, Países Bajos.

El actor boliviano conquistó el título al Mejor Actor de América tras vencer a reconocidos artistas del mundo del cine, es el caso de Jim Caviezel, Kristos Andrews, Mike Manning, Ciro Dapagio, Alan Ceppos, Paul Oakley Stovall y Carlos Antonio León.

 

Arze suma su segunda estrella internacional por interpretar a Gregorio en la película del productor tarijeño Alejandro Quiroga. La primera la obtuvo en la 45 edición del Festival Internacional de Cine Moscú 2023, confiriéndose el galardón de Mejor Actor.

Los Premios Septimius son una ceremonia de distinción internacional que presenta largometrajes, documentales, cortometrajes, animaciones, series de televisión y guiones. El objetivo de los organizadores es mostrar películas y proyectos de todo el mundo y otorgar premios a los mejores nominados en el festival anual.

Los Septimius apoyan firmemente los nuevos talentos y las ideas visionarias, lo que los hacen únicos es el enfoque de tres categorías: Mejor Actriz, Mejor Actor y Mejor Película.

A diferencia de la mayoría de ceremonias de premiación convencionales, la organización decidió dividir estas tres categorías por continente, con la finalidad de crear una mayor representación global del talento. Además, el evento ofrece amplias oportunidades de networking.

El networking es una práctica que se basa en establecer una red de contactos profesionales, en las que se pretende generar oportunidades laborales o de negocio, para esto se realizan encuentros, charlas, conferencias o cualquier tipo de reunión

La ceremonia de premiación cuenta con una amplia gama de asistentes que incluyen Emmy, Bafta y Ganadores del Óscar.

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Galindo: La película es una metáfora poética de dignidad

María Galindo, agitadora social feminista, psicóloga, escritora y comunicadora, presentó ayer su más reciente documental, titulado “Revolución puta”, catalogado por la propia autora como una dinamita contra la doble moral de la sociedad. La cita se dio en el auditorio del centro cultural Alianza Francesa.

La activista afirmó que el documental, que estuvo en desarrollo durante cuatro años, en realidad es fruto de 20 años de lucha.

 

 “Con Cristina y con muchas trabajadoras sexuales nos conocemos 20 años. Especialmente en La Paz hemos ido repitiendo en todos esos años un discurso ante ministros, policías, ante alcaldes. Siempre repetíamos lo mismo y nadie entendía, entonces yo les dije a las chicas que hagamos una película con nuestro discurso”, relató Galindo.

Más adelante, contó con entusiasmo que las trabajadoras sexuales no dudaron ni un segundo en sumarse a esta iniciativa a pesar de las adversidades que atraviesan. “Esto es producto de 20 años de lucha y producto de mujeres con dignidad, con valentía, con empuje, con la claridad de Cristina y otras más”.

Para Galindo, el cine es una escritura en donde intervienen muchos elementos al mismo tiempo y se convierten en una unidad. El documental “Revolución puta” va en muchas direcciones. “La película es una metáfora poética de dignidad, es una dinamita contra la doble moral de la sociedad, es un espejo para que las mujeres nos miremos en las trabajadoras sexuales y es un ejercicio para recoger todo ese saber que está soterrado”, puntualizó.

La activista afirma que la sociedad reconoce que, por ejemplo, una médica sabe de medicina al igual que una abogada sabe de derecho, pero no reconoce lo sabe una trabajadora sexual. “Una trabajadora sexual sabe mucho de la vida, de nuestra vida y de la sexualidad. Entonces aparecen como profesoras”. En ese sentido, Galindo rescata y parafrasea el pensamiento del cineasta boliviano Jorge Sanjinés de hacer cine no con actores sino trabajar con el propio sujeto social con una puesta en escena desde la palabra en primera persona.

María Cristina Fernández es la protagonista de una de las historias del documental y cuyo desempeño laudable fue digno de recibir ovaciones a pie en las proyecciones realizadas en otras locaciones. Fernández expresó que ella y sus compañeras están felices por la realización de este proyecto. “La película es clara y contundente. En varios departamentos nos dijeron: al fin vemos algo para quitar la venda de los ojos y destapar los oídos de la sociedad”, manifestó.

El documental está estructurado en cuatro cortos temáticos: “Los saberes de la puta”, “La puta y el trabajo”, “La puta y el Estado” y “Testamento”. Las proyecciones se realizarán hoy, mañana y el viernes en el auditorio Valbert del centro cultural de la Alianza Francesa, ubicado en la calle La Paz casi Crisóstomo Carrillo. Cada día se realizarán dos funciones: a las 17:00 y a las 19:00 horas. El precio de los boletos es de 10 bolivianos.

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Elizabeth y Roberto, 20 años impulsando el cine boliviano

El pasado 1 de septiembre, la Cámara Alta de Senadores de Sucre reconoció la distinguida trayectoria de Elizabeth Pérez y Roberto Carreño, a través de una Declaración Camaral proyectada por los senadores Jorge Zamora y Silvia Salame. El evento se llevó a cabo en el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia, ubicado en Sucre, capital de Bolivia.

Elizabeth Pérez es licenciada en Arte y Diseño Gráfico de la Universidad Mayor, Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca. Además, posee un máster en Guion Cinematográfico, un Diplomado en Cinematografía y otro en Docencia Universitaria y Gestión de Procesos Educativos con Enfoque en Competencias y una especialidad en Producción Ejecutiva Cinematográfica.

 

Por su parte, Carreño egresó de la Carrera de Ingeniería de Sistemas y es diseñador gráfico. Adquirió sus habilidades cinematográficas con práctica y tomó talleres de formación sobre todo lo que tenga alguna relación con el cine.

La pareja lleva 20 años realizando películas e impulsando el cine boliviano. Carreño y Pérez comparten una gran pasión por el séptimo arte y fue ese ímpetu lo que los llevó a cumplir sus sueños. Carreño explica que estudió Ingeniería de Sistemas en Sucre y trabajó en esa área, pero nunca se sintió satisfecho.

Todo cambió cuando vio una película boliviana. “Un día fui al cine con unos amigos a ver una película filmada en nuestra ciudad. Salí desilusionado, pues mis expectativas eran altas, después de la función nos pusimos a hablar acerca de la película y me preguntaron mi opinión. Me imagino que hable muy mal, porque todos me miraron raro, hasta que alguien me dijo: y tú, lo hubieras hecho mejor. Mi orgullo me empujo a responder que sí y me dijeron: entonces, porque no lo haces …, todos reímos, pero esa noche no pude dormir, me quedé pensando en por qué no lo hacía, no había nada que lo impidiera, ya había cumplido con mi familia, así que decidí dejar todo y comenzar de cero”.

Eso lo empujó a producir su primer largometraje “La maldición de Rocha”, en el rol de director, guionista y director de fotografía.

Pérez, por su parte, relató que el arte siempre estuvo en su ADN, ya que su padre era muy aficionado al cine, a los libros, a la música clásica y a la fotografía, y transmitió esa pasión a su hija. Sin embargo, algo sucedió para que se animara a dar el paso para dedicarse al séptimo arte.

“El lanzarme a la desquiciada idea de producir una película fue gracias a encontrar a un loco como yo, con las mismas ganas de aventurarse, aprender y lograr un sueño, quien ahora es mi esposo: Roberto Carreño”, explicó Pérez. Afirmó que se siente cómoda en el rol de productora, pero también toma el rol de directora de arte para alimentar su yo artístico.

La pareja afirmó que se sintió honrada de recibir un reconocimiento de tal magnitud por parte de la Cámara Alta de Senadores de Sucre.

“Fue una grata sorpresa cuando se comunicaron conmigo desde las oficinas de la senadora Salame. Un reconocimiento es un gran estímulo para seguir adelante, demuestra que algo estamos haciendo bien, que nuestro trabajo no está pasando desapercibido. Hace más llevadero el difícil camino que uno ha decidido seguir”, expresó Pérez.

Por otra parte, ambos señalaron que las autoridades gubernamentales deben dar más apoyo al cine. Carreño afirmó que fomentando y apoyando correctamente al séptimo arte se harán mejores producciones tanto para el exterior como para los propios bolivianos. Pérez dijo que debe existir una ley. “Se necesita una ley bien reglamentada, que nos permita a los cineastas tener un fondo de fomento, que apoye a que se realicen más y mejores producciones, y, por supuesto, que el público comience a responsabilizarse y a tomar su lugar en esta cadena productiva, apoyando a su cine y dejando de estigmatizar que el cine boliviano es malo”.

Además de dedicarse a realizar productos audiovisuales profesionales, entre los que se encuentran “La Maldición de Rocha” y la magnífica “Luces y sueños”, también participan en distintos proyectos culturales, como festivales, congresos, cursos y talleres. Todo en aras de impulsar el cine boliviano.

Alucine Producciones, empresa creada por Carreño y Pérez, se encuentra trabajando en varios proyectos.

“Tenemos muchísimos en diferentes etapas de producción, tenemos un largometraje en desarrollo, cortometrajes en preproducción, una serie televisiva de época en producción y posproducción, otra serie animada en desarrollo también y otros proyectos transmedia”, precisó Pérez.

Carreño detalló estos proyectos: “Estamos preparando el rodaje de dos cortometrajes, uno de terror y otro de ciencia-ficción, que se van a rodar en los meses de octubre y noviembre, un largometraje acerca de la pérdida de identidad en nuestro país, que esperamos comenzar la etapa de preproducción a inicios del año que viene”.

Estos proyectos apuntan a mantener la calidad que los caracteriza y a seguir fomentando el cine en Bolivia.

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